¡Genial! Tenés envío gratis
En Van Allen llevamos años dedicándonos exclusivamente a crear artículos religiosos; no hacemos joyas en serie, hacemos joyas en serio.
Cada uno de nuestros dijes está pensado, cuidamos cada detalle al máximo y garantizamos la calidad del metal. Nos dedicamos a esto porque nos apasiona, y sabemos que la intención con la que se hace una joya sí importa.
Cuando elegís Van Allen, no solo te llevás una Dije: te llevás un símbolo cargado de historia, que va a acompañarte en los momentos difíciles y también en los más hermosos.
Si elegís Van Allen, te sumás a la familia, y eso es algo que solo nosotros te podemos brindar.
El dije se entrega con cordon de regalo y un hermoso Packaging
Todas nuestras piezas tienen el sello de 925 que indica la calidad del metal
Dije Cordero de Dios
Bifaz, osea ambas caras grabadas tal como muestran las fotos
Ficha técnica:
Ancho: 1.9 cm
Alto con pasa cadena: 2.8 cm
Diametro pasa cadena: para cadenas de hasta 3.5 mm
Espesor Aprox: 1.2 mm
Material: Plata 925
Cordero de Dios
La Inocencia que Salva y el Silencio que Redime
El Cordero de Dios es uno de los símbolos más poderosos y conmovedores de toda la tradición cristiana. No es solo un animal sagrado, es una entrega viva, una pureza sin defensa, una fuerza que no necesita gritar. Representa a Cristo en su forma más vulnerable y, a la vez, más victoriosa: el amor que no se defiende, pero lo transforma todo.
Significado y Origen
La expresión “Cordero de Dios” proviene del Evangelio de Juan, cuando Juan el Bautista ve acercarse a Jesús y proclama: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Desde entonces, este símbolo representa el sacrificio de Cristo, que se ofrece por la humanidad, no con espada ni imposición, sino con mansedumbre y sangre. En la misa, su presencia se hace real cada vez que se pronuncia su nombre antes de comulgar: es el momento más íntimo, más sagrado, más humano de lo divino.
Beneficios de Conectar con el Cordero de Dios
Conectar con el Cordero de Dios es elegir la entrega como camino, la humildad como fuerza y la fe como refugio. Su energía transforma la herida en puente, el dolor en ofrenda, y la injusticia en redención. Es guía para los que sufren en silencio, para los que dan sin esperar, para los que aman sin condiciones. El Cordero no exige: acompaña. No castiga: consuela. No impone: se ofrece.
Conexión Espiritual
Llevar su imagen, rezarle, o simplemente contemplarlo es recordar que el verdadero poder no es el que domina, sino el que se dona. El Cordero de Dios es la espiritualidad más pura: la que no necesita explicarse, solo vivirse. Es presencia mansa pero eterna. Y quien lo entiende, encuentra en su mirada la paz que ya no busca venganza, sino sentido. Es la promesa cumplida del amor que, aún inmolado, sigue salvando.
